24 de noviembre de 2007

Un poquito de por favor....!!!!!!!!!!





Este blog repudia energicamente el ultraje perpetrado por Telefé al culto bizarro de "Aquí no hay quien viva"

19 de noviembre de 2007

El pasado, pisado

(El Pasado, Héctor Babenco) Desde que el cine es cine, la literatura fue una de sus fuentes de inspiración preferidas, y los resultados siempre fueron problemáticos. Hay quienes dicen que no deberían serlo. El producto de esos matrimonios entre literatura y celuloide, dan como resultado una obra que debe ser juzgada por sus meritos, sin tener en cuenta de donde proviene. Pero aún siendo permisivos, ignorando los detalles menores, abriéndonos a interpretaciones y relecturas, hay una deuda que debe mantenerse intacta, elementos que deben estar si o si: precisamente los que hacen que una obra sea tal.
Hay dos tipos de historias: aquellas que donde lo importante de la anécdota se encuentra en el desarrollo de los hechos, y aquellas que solo completan su sentido cuando los acontecimientos culminan. Por ejemplo, si alguien nos pregunta de que se trata el Quijote, contestaríamos que es sobre un hidalgo que enloquece leyendo libros de caballería y decide emularlos. La forma en la que terminan sus aventuras, puede sorprender o no, pero no aporta demasiado al sentido de la obra. En cambio si nos preguntan por Moby Dick, es imposible que se entienda su significado si no comentamos que Ahap termina siendo aniquilado por la ballena.
El libro "El Pasado", de Alan Pauls, forma parte precisamente de este segundo grupo. Cada uno de los hechos que se narran apuntan hacia un final, que nos habla sobre la perdición. Uno puede interpretarlo de mil formas distintas, pero de ninguna manera puede ignorarlo. Es una historia de perdición, o trata sobre la inutilidad de huir del amor, o es una historia sobre una obsesión que aniquila. Pero de ninguna forma lleva consigo la idea de redención.
La version de Héctor Babenco es, durante todo su desarrollo, extremadamente fiel al libro de donde nació. Incluso detalles menores (obviamente no todos) son representados a lo largo de la película. El descuido al momento de plantear "lo ideal" en la relación entre Rimini y Sofía, es perdonable. La elección de "podar" el rol ambiguo entre víctima y verdugo entre ellos dos, es explicable asumiéndolo como una posible interpretación de la obra. Incluso el vaciamiento de las características de Rimini se puede entender pensando en una simplificación del argumento.
Pero cuando uno ya se encuentra preparado para retirarse satisfecho de la sala, Babenco sorprende cambiando el final, y con eso renunciando a todo vinculo con la obra de Pauls. Si se tratara de una historia que encuentra su sentido en el desarrollo de los hechos, seria un cambio menor, un intento por "mejorar" la obra. Pero, en este caso, el efecto logrado fue el de contar otra historia. Como si Ahap hubiese hecho un delicioso aceite con el cuerpo de Moby Dick.
¿Esto hace que la "El Pasado" sea mala? No necesariamente. Para contestar esa pregunta hay que hacerse otra antes. ¿A cuanto asciende la deuda que contrae una película cuando se basa en un libro? Si pensamos que la deuda es nula, podemos olvidarnos de este cambio. Pensar que simplemente es otra historia. Lo que en el libro era una historia de perdición, en la película es una historia de salvación. Pero si buscamos un mínimo de fidelidad entre ambas versiones, este detalle resulta fatal.
Es realmente una pena. Porque de no haber cometido ese ultimo error, hubiese sido una película que podrían disfrutar (o no) tantos quienes leyeron el libro, como los que se acerquen por primera vez a la historia. La discusión pasaría más bien por otros lugares: la calidad de los actores, los guiones, o la viabilidad de este tipo de historias en el cine. Pero tal como esta, quienes busquen una versión visual del libro, se exponen a salir traicionados de la sala.


No es por decir pero…
La imaginación versus el casting…
*Gael García Bernal… ¿no es un poco nenita para hacer de un tipo frío, insensible y decadente como Rimini?
*Esta bien que Babenco haya optado por una identificación extrema con Rimini… pero elegir a Analía Couceyro para interpretar a Sofía… ¿No tenia una actriz que nos hiciera preguntar un poco mas porque Rimini no volvía con ella?
*Amen de eso. Caso extraño el de esta chica. Totalmente sobreactuado el personaje cuando Sofía es "normal", pero cuando el personaje enloquece… sencillamente perfecto.

17 de noviembre de 2007

Soy tu fan: "Diez razones para amar a Morrissey"

En la película Alta fidelidad, John Cusack se preguntaba si escuchaba música pop porque era un perdedor o si era un perdedor de tanto escuchar música pop. Algo así me pasa con Morrissey: no sé si me gusta porque tiene la capacidad de traducir en música mis sentimientos, o si mi sensibilidad pusilánime y oscura es así porque se educó al compás de sus canciones. Hace poco se dijo en este blog que cada uno tiene los ídolos que se merece. Pero si seguimos la opinión del propio Morrissey nadie merecería el honor de ser su fan. Sin embargo, sus canciones tienen la capacidad de transformarse en una Patria para el que las escucha. Hacen sentir especial a quien puede disfrutarlas y lo alientan a aspirar pertenecer a la exclusiva corte crepuscular de la que Mozz es el inalcanzable referente.
“Admirarme es toda una labor, porque si dices que te gusta Morrissey, tienes que explicar la razón” dijo en una entrevista. Van mis 10 razones para seguir al príncipe de la melancolía.

1. Porque su voz tiene la propiedad de erizar la piel con sólo empezar a sonar.
2. Porque es malhumorado, soberbio e irónico. Pero a la vez sensible, antiheroe y desvalido. Porque es lo más lejano a la demagogia de una estrella masiva. Desprecia a sus fans y vive poniendo una prudente distancia. Recientemente detuvo un recital porque lo tocaban.
3. Porque tiene vocación de ícono, construyó su propio mito y se preocupa por cultivarlo. Trabaja día y noche para alimentarlo a base de declaraciones, polémicas e ironías.
4. Porque es ególatra hasta el extremo y está convencido de que es único. “Si tuviera hijos les pondría Morrissey 1, Morrissey 2, y Morrissey 3, si fuera una hija se llamaría Morrissete” se lo escuchó decir.
5. Porque es el hijo que podrían haber tenido James Dean y Oscar Wilde.
6. Porque sin él no habría sido lo mismo la historia del pop británico.
7. Porque no recibe banderas como La Renga ni corpiños como Sandro, sus fans saben que le gusta que le tiren narcisos. El pogo gay friendly de su recital en el personal Fest del 2005 fue el más amable de la historia.
8. Porque mantiene una pelea histórica con Robert Smith para ver quién es el más triste y sostiene que lo más deprimente de The Cure no es ni su música ni su mensaje, sino su aspecto. A modo de ejemplo: Morrissey: “Robert Smith es un llorón” , Robert Smith: “Morrissey es tan deprimente que si no se mata él mismo probablemente lo haga yo”, Morrissey: “ Prefiero ser asesinado a balazos que ser visto con zapatillas Converse. Por otra parte su corte de pelo debería merecer la pena de muerte”. Un talk show producido por Tim Burton.
9. Porque tuvo la deferencia de dedicar una canción de amor a una gordita.
10. Porque el juez que lo despojó de sus regalías de The Smith, después de oírlo en juicio lo acusó de “malévolo, truculento y mentiroso” por sus declaraciones . A lo que él respondió: “A pesar de la desaprobación masiva, sigo siendo el mismo”, y agregó “Alguien tiene que ser yo, así que mejor que lo sea yo”.

11 de noviembre de 2007

Soy tu fan: “Diez razones para amar a Lloyd Cole”

Aquellos que esperan un post informativo, equilibrado, profesional, para empezar, se equivocaron de blog, pero para continuar, ya mismo les aconsejo que abandonen la lectura de esta nota.
Es que, parte del petit ciclo “soy tu fan”, voy a escribir sobre Lloyd Cole, y hay artistas sobre los que no puedo, ni quiero, ser objetiva.
Lloyd llegó más tarde que temprano mi oído, pero arribó para quedarse. Una nota de Rodrigo Fresan- casi tan reblandecida como esta, pero mucho mejor escrita- ofició de gentil y concluyente invitación a sus discos, y de ahí en más, yo, tan afecta a encontrar defectos a mi alrededor, no pude dar con ninguna excusa para renegar de Cole.
Estimados ciber-lectores: comiencen por "Music in a foreign language", continúen con "Love Story" y ya no podrán detenerse. Lloyd Cole es un viaje de ida para los espíritus sensibles y refinados.
Cada uno tiene los ídolos que merece, y Cole, cascarrabia, perdedor empedernido y consuetudinario, es el mío. A continuación explico en diez pequeños y arbitrarios ítems porqué deberían compartir conmigo esta afición:

1. Porque el título de su canción más conocida te pregunta si estás preparado para que te rompan el corazón. Toda una advertencia y declaración de principios para quien inicia un viaje amoroso: el que avisa no traiciona, dicen en el barrio.
2. Porque sus letras pueden ir desde el estribillo más idiota, que se pega y repetís cual Rain man una y otra vez, hasta contar una escena perfecta de road movie en dos imágenes y tres minutos (Chequear de muestra para uno y otro ejemplo Like lovers do y My Alibi).
3. Porque junto a los Conmotions, en los 80 fue astro pop de jopo y hombreras, pero logró crecer con elegancia. Sigue haciendo canciones sencillas y no por eso idiotas, con la acidez y el pesimismo necesario para un occidental bienpesante.
4. Porque en su blog anunció que en un concierto en Barcelona (que el año pasado me perdí de ver por una semana!!), él mismo vendería sus discos en una mesita a la salida del recital. Inmediatamente advirtió estar un poco resfriado, pero prometió no contagiar a los potenciales compradores. Sencillez y cortesía de un dandy escocés.
5. Porque su voz no se puede confundir con ninguna otra y permanece intacta. Aún canciones de Sinatra o de Leonard Cohen, en su garganta suenan a temas de Lloyd Cole
6. Porque su último disco, "Antidepressant", fue elegido en el 2006 “el-mejor-disco-no-reconocido-por- absolutamente -nadie” del año.
7. Porque una de sus canciones aconseja: “si querés crecer derecho, apoyate en una biblioteca” y otra sentencia: “creo en el amor, entonces puedo creer en cualquier cosa”.
8. Porque dicen que en sus recitales es introspectivo y retraído, actitudes que disminuyen en forma directamente proporcional a la cantidad de whisky del vaso a su diestra.
9. Porque junto con Morrissey y Robert Smith forman la trilogía de músicos más amargados de la escena británica.
10. Porque las diez canciones de “Music in a foreign language” son la banda de sonido perfecta para escuchar a solas, en la oscuridad. Las músicas en idioma extranjero se apropian de tu mente y por un poco más de media hora el mundo puede ser un lugar casi feliz.

9 de noviembre de 2007

Soy tu fan: "10 razones para amar a Nacho Vegas"

Este no es un post objetivo. No es un post descriptivo. Estamos acá para defender nuestros fanatismos. Hay músicos que pueden gustarnos, músicos que podemos admirar profundamente, músicos de los que queremos escuchar cada uno de los discos que salen al mercado. Pero son muy pocos los que son capaces de generar fanatismo en nosotros.
Los que trascienden el ámbito de la admiración y se ganan nuestro cariño. Estos post lo que pretenden es presentar a los artistas, que a nosotros personalmente, nos generan ese sentimiento.
En mi caso la elección fue difícil. Hay una trinidad conformada por Francisco Bochaton, Belle and Sebastián, y el gran Nacho Vegas. Belle and Sebastián al meditarlo me di cuenta de que ese cariño se lo gano a fuerza de admiración, por lo que no es del todo el tipo de fanatismo que buscamos. Francisco Bochaton es el caso opuesto, o casi. Si bien musicalmente se merece un gran reconocimiento, el cariño se lo gano gracias a su personalidad. Es por eso que Nacho Vegas resulto elegido.
Hace unos cuantos años, mi compañera de blog y hermana, Paola, me recomendó a un tal Nacho Vegas. Paralelamente, Sebastián Kramer, guitarrista de Jaime Sin Tierra, cuando le dije que me gusto una canción de su disco solista, me dijo que estaba inspirada en una canción del mismo Vegas. Busque la canción y necesite escuchar más, me baje el disco. Y de ahí a la discografía hubo un solo paso.
¿Cómo explicar lo que generó escuchar esas mismas canciones? No creo que sea una tarea fácil. Pero al menos puedo darles diez razones para que ustedes mismos decidan si este tal Nacho Vegas merece una oportunidad, y una vez que lo escuchen, sus canciones darán el resto de los argumentos:

1. Porque aun en tu peor momento podés poner un disco de Nacho Vegas y entender que siempre habrá alguien más arruinado que uno mismo.
2. Por su descuidada imagen de dandy oscuro.
3. Por su asombrosa facilidad para nombrar a sus discos: "Miedo al zumbido de los mosquitos" / "Cajas de música difíciles de parar" / "Desaparezca aquí"
4. Porque convocó a familias de la comunidad asturiana de Buenos Aires a un recital de canciones típicas de su tierra. Y termino cantando lo mejor de su repertorio, haciendo que los ancianos y las madres de familia huyeran despavoridos.
5. Porque en ese mismo recital, cansado de escuchar los pedidos de la gente, dictaminó: “Pues, como no se ponen de acuerdo, tocaré lo que me salga de los cojones”.
6. Por su mesita con su botella de cerveza y su vaso.
7. Porque más que un músico es un narrador. Porque recupera la tradición trovadora española y la llave a la mas "ardiente oscuridad".
8. Porque en "La sed mortal" pasa siete minutos pidiendo perdón.
9. Porque es el Nick Cave hispano.
10. Porque, como sentencian los españoles en diferentes foros de internet: Nacho Vegas es "El Puto Amo".

3 de noviembre de 2007

La política del marcador

Todos lo pensamos, todos lo sabemos: hace rato que los partidos políticos dejaron de pensar las campañas electorales como una forma de trasmitir ideas o comunicar programas de gobierno. “Antes los afiches siempre traían parte de la plataforma o las banderas del grupo al que representaban. El afiche de hoy no está pensado para que la gente lea: la tipografía es enorme, no hay texto, ni siquiera hay referencia partidaria. Sólo una mala foto y un slogan que podría ser de cualquier otro candidato” dice Gabriela Kogan, una de las autoras de libro Quiera el pueblo votar, donde se recopilan los afiches callejeros desde la sanción de la ley Saez Peña. Y es verdad, si algo dicen claramente los carteles de campaña es que lo que importa no son las ideas. Están convencidos de que la gente va a votar lo que más vea, sin importar lo que se le proponga. Pero, desde las últimas campañas, ganó la calle una modesta pero interesante forma de opinión política: el marcador.

Hace algunos años, la gente acostumbraba a pintar las paredes para mostrar sus simpatías u odios políticos; de a poco los muros dejaron de pertenecer a los particulares y las pintadas también pasaron a mano de los aparatos de los partidos. Quizá como una forma de abrir el juego que los políticos buscan cerrar por todos los medios, o, tal vez, para agregar contenido a los carteles que muestran tentadores espacios en blanco, muchas manos anónimas eligen intervenir propagandas e inscribir en ellas sus opiniones particulares. La política del marcador parece venir a contradecir la tan mentada falta de interés en la participación ideológica.
Hay varios tipos de inscripciones en los carteles, algunos discuten ideológicamente, reprueban o limitan las propuestas que se leen con acotaciones más o menos profundas sobre la ideología del candidato. Algunos de estos alteran parte de los slogan, tachando palabras o sumándoles comentarios que modifican o invierten los mensajes políticos. Otros eligen intervenir las fotos con signos que parodian o ridiculizan al candidato. Y finalmente, hay quienes, quizá más superficiales, se ocupan del aspecto físico del candidato opinando sobre cosmética, vestimenta o aseo personal.
Hija de la indignación o de las ganas de manifestarse, esta forma de expresión repone el debate político con contenido y muchas veces con ingenio. Aun aquellas pintadas que no muestran ideas y se quedan en la superficie pueden entenderse como una crítica a campañas hechas de caras y nombres (ya que a veces ni siquiera hay apellidos).
Discutiendo ideas, reclamando por promesas incumplidas o recordando antiguas filiaciones de candidatos que parecen renacer en cada elección limpios de pasado, el marcador justiciero hace contra campaña desde el lugar del particular, inscribiéndose en el margen de un sistema que pretende dejarlo indecorosamente afuera.