29 de abril de 2008

La casita del horror

Cuando era chica, con mis hermanas jugábamos a armar obras de teatro. En estas producciones caseras importaban poco argumentos y talentos artísticos, pero siempre estaba previsto el vestuario. Obviamente, estos ensayos dramáticos no eran más que excusas para dar curso a nuestros caprichos de precoses fashions victims.

Probablemente, algo parecido debió haber pasado en el momento en que Quentin Tarantino y Robert Rodríguez se juntaron para armar el proyecto de “Grind House”. Con la libertad que otorgan los proyectos no comerciales, los dos directores volvieron a su infancia artística y filmaron aquellas cosas que más le gustan. Como nosotras por los 80 hablábamos de ropa, el mentado dúo filmó sobre sus preferencias personales, a saber: los fierros (Tarantino), los monstruos (Rodríguez), y las chicas de todos colores y tamaños (debilidad, según parece, de ambos).

Las Grindhouses eran cines que en los años 70 se dedicaban a proyectar películas de bajo presupuesto especialmente violentas y de terror. La propuesta que nos ocupa, una especie de homenaje, consistió en que cada uno filmara una obra de este género para ser exhibidas en forma conjunta.

La idea, aunque atractiva, no deja de ser osada. Volviendo minimalistas sus estilos y temáticas y sin la protección que otorgan las superproducciones, los directores se muestran al desnudo. Y se sabe que cuando se anda en cuero, los defectos y virtudes se exhiben sin piedad ni pudor.
La “Planet Terror” de Robert Rodríguez se parece a los mamamarrachos teatrales de mi infancia: mucho antojo y poco valor artístico. Están los monstruos temibles come-órganos que conocimos en “Del crepúsculo hasta el amanecer”, los personajes latinos despreciables pero simpáticos, las tetas gigantes, los cuerpos femeninos que se menean y se observan las reglas del terror de manual, pero no mucho más. No hay un valor agregado que justifique el experimento. Si Rodríguez buscó filmar una parodia al cine clase B, la broma no causa gracia, y si lo que planeó era un homenaje, mucho peor, porque es difícil que alguien se vaya del cine con ganas de más.
En cambio, a Tarantino le fue mejor, quizá porque sus bases son más resistentes y sus caprichos los puede solventar con talento. En “Death Proof” unas cuantas chicas parranderas son acosadas por el auto asesino de Kurt Russel. Y este argumento sin mucho vuelo es la excusa para que el bueno de Quentin haga lo que sabe.

Aunque no te interesen los coches y los Dukes de Hazzard te hagan bostezar, es imposible no quedar con la boca abierta en las escenas de persecución de autos a toda velocidad de ritmo y suspenso impecable.

También los diálogos en que las chicas deciden la cuota de galanes que besarán esa noche y otras yerbas tienen el sello del director y están a la altura de los debates sobre el nombre del Cuarto de Libra o “Like a virgin” de Madonna que recordamos de Pulp Fiction y Perros de la calle.
Otro buen chiste es el juego del espejo que parte en dos la película, que no adelanto para no fastidiar a futuros espectadores.

Por último se recomienda prestar atención a la escena de “fetichismo pédico” donde las cámaras van y vienen y nos muestra desde la pantalla grande como se siente la desviada forma del deseo encarnada en la planta de los pies.

Todos estos son trucos sencillos, una especie de Grandes Éxitos que Tarantino realiza casi de cajón, pero hacen “Death Proof” despegue de la chatura en la que se quedaron los zoombies locos y la sangre saltarina de Rodríguez.

Se dice que en Estados Unidos nadie quiso ir a ver Grindhouse y que acá ni siquiera pasará por el cine, así que De Filias y Fobias sugiere que orienten sus PC y DVD a la segunda opción y disfruten viendo como Tarantino vuelve contento a chuparse el dedo.

22 de abril de 2008

19 de abril de 2008

Peronismo amarillo




by CQC

17 de abril de 2008

11 de abril de 2008

El pollo recargado

El Pollo in love: el Pollo, es pirata (los jueves se saca el anillo y sale de cacería), pero formalmente monógamo. Tiene noviazgos largos con chicas flacas que usan el pelo con claritos, muchos anillos, cadenitas de oro y lucen una cara de insatisfacción permanente en el rostro. Se los ve caminando en pareja sobre todo los fines de semana, donde el pollo hace uso a diestra y siniestra de su mirada periférica, utilizada para relojear la anatomía de toda dama que le pasa por al lado, excepto su novia.

El Pollo y la familia: el Pollo es habitualmente hijo de comerciante. Vive con su familia paterna hasta pasada la treintena, edad en que se muda, siempre porque se casa. Su mujer (la gallina) casi nunca trabaja y sus Chicken Little van a colegio privado, con el nombre de cualquier santo, pero en inglés, si es bilingüe y el uniforme es llamativo, mejor.
Su casa es custodiada por un perro de la raza de moda, pero siempre grande, el tamaño de su can está directamente relacionado con las proporciones que desea para su miembro viril.

El Pollo y el arte: el Pollo no tiene demasiado interés por las disciplinas artísticas, pero como nada de lo humano le es ajeno, algún fin de semana va al cine, a ver desde la segunda fila una peli taquillera. También, como dijimos, escucha radio en el auto, casi siempre Blue o Aspen. Al pollo latino le gustan Luís Miguel y Ricardo Arjona, del primero admira su registro vocal, del segundo “la profundidad” de sus metáforas. El Pollo dice estar muy ocupado como para leer libros, pero en las vacaciones ojea alguno de Majul, “porque si no te preocupás por el país los políticos hacen lo que quieren, viste” o perseveran con El Señor de los Anillos porque se alquilaron en DVD toda la saga y les pareció que en el libro pueden encontrar más cosas.



El Pollo y deporte: Le gusta, por supuesto, el fútbol, pero si Argentina se destaca en alguna disciplina, inmediatamente se vuelve especialista y fan, aunque sea tiro de jabalina. Nunca se pierde el partidito semanal con los amigos. Comenta apasionadamente los partidos de la fecha en la oficina con la solemnidad y seriedad de quien debate sobre la crisis judeo-palestina.

El pollo y los medios: Conoce cada detalle de “Bailando por un sueño”, pero no se confiesa seguidor del programa de Tinelli, dice siempre que justo lo vio mientras hacía zapping. Los pollos más impunes reconocen su inclinación y sentencian “la verdad es una basura, pero lo miro para entretenerme, para amarguras está la vida”. Se informa con Clarín (nunca deja de mirar el horóscopo y “Lo importante”) y su referente de opinión es el comentario de Ari Palush en “La batidora”.

El Pollo y el ocio: Le gusta salir de bares, donde habla a los gritos con sus amigos, intercalando de vez en cuando alguna palabra en inglés o frase de moda, verbigracia: “estamos en el horno”. Frecuenta también las discos locales, donde hace barra y saluda a conocidos.
Cuando sale a comer afuera va a “Siga la vaca” de Puerto Madero y piensa que se está dando la gran vida y que no se priva de ningún lujo.

Mire con atención a los costados porque nos rodean!! El Pollo puede ser su vecino o su cuñado. O bien, si esconde bajo el puño de su camisa rosa una pulserita de Racing… el Pollo puede ser usted!!!


4 de abril de 2008

El blog de un tal Pedro

Deborah Kerr muere sin saber que es Deborah Kerr” leyó Pedro Almodóvar en el diario y ese mismo día terminó de escribir el primer borrador de la que será su nueva película “Los abrazos rotos”.

La coincidencia de tiempos, y la posibilidad de morir sin pasado, asustó al director de la desmesura y los colores brillantes y lo animó a escribir un blog a manera de bitácora de filmación de su film. Este ejercicio, cree Almodóvar, servirá como antídoto contra el olvido y lo librará del triste final de la pobre Deborah.

Con sólo un doble click sobre http://www.pedroalmodovar.es/, estimados lectores, podrán abandonar este modesto blog e interiorizarse en las aventuras y desventuras del artista manchego, quien en este mismo momento debe estar haciendo pases de magia para repetir su casi imposible, pero ya lograda hazaña: hacer actuar bien a Penelópe Cruz.

Pero no apuren la huída, antes, un regalo de De Filias y Fobias: Miguel Bosé con faldas y a lo loco meneándose con su clack de travestis en Tacones Lejanos. Enjoy!!!.


1 de abril de 2008

Bichos con alas

En tempranas y ociosas épocas universitarias, mis compañeras y yo solíamos dedicarnos a observar y calificar cuidadosamente cada espécimen masculino que rondaba nuestra facultad. Había muchos y cada uno merecía un comentario, algunos admirativos, otros despectivos. Pero un personaje merecía nuestra atención particular, ya que, por razones que en breve descubrirán, tenía la singularidad de reunir en su fisonomía y personalidad el mayor número conocido de cualidades que despreciábamos en un hombre.
Lo llamábamos (si, es un sobrenombre grasa, pero bueno, éramos jóvenes y brutas…) el “Pollo al spiedo”, por ese viejo dicho que dice que el pollo al spiedo está quemado hasta el traste, pero aún sigue dando vueltas. El territorio de acción preferido del Pollo (es sobrenombre se resumió con el uso) tenía zona de operación especialmente en el bar de la facultad y todos los boliches de la zona de Tribunales, allí se exhibía orgulloso sin saber que era objeto de nuestra sorna.

Los años pasaron y la experiencia nos llevó a darnos cuenta de que no había un solo individuo con las características del mentado Pollo, sino que el Pollo es todo un biotipo masculino. Innumerables “Pollos” nos rodean y se pasean aleteando locos de contentos entre nosotros.

Es por eso es que, para este humilde blog, decidí enumerar algunas de las propiedades fundamentales de los Pollos. Contarle que hacen, dónde viven, qué les gusta, para que usted, estimado lector, descubra y desenmascare a estos personajes que encarnan un verdadero atentado al buen gusto.


El Pollo, demarcación cronológica: el Pollo tiene aproximadamente entre 27 y 40 años. Pasada esa edad, casi siempre evoluciona en un biotipo no menos dañino: el viejo verde.

El Pollo, demarcación geográfica: el Pollo bonaerense habita las “zonas de chalet”. Sus casas tienen casi siempre dos pisos, mucha carpintería y un garage en picada bajo el nivel de la vereda. Se puede ver conglomerado de Pollos sobre todo en las ciudades del norte del Gran Buenos Aires o en Quilmes yRamos Mejía. Los barrios preferidos del Pollo porteño son Belgrano, Caballito y algunas partes de Palermo y Barrio Norte. Al Pollo no le gusta migrar de su territorio, se considera un “nacido y criado” orgulloso, en su terruño se siente importante y reconocido, conoce a todos y todos lo saludan, eso para el Pollo no tiene precio. Sin embargo, le preocupa la inseguridad, está pensando en que en cuanto pueda, se muda a un barrio privado.
El lugar de veraneo del Pollo varía según su posición económica: el modesto vacaciona en San Bernardo y cuando progresa migra a Mar de las Pampas, Pinamar o Cariló. En el glorioso 1 a 1 era habitúe de Cancún y arrasaba los shoppings de Miami.

El Pollo y las profesiones: es amante de las profesiones liberales. Numerosos abogados y contadores llevan orgullosos una cocarda de Cargill. También, influenciados por el menemismo, muchos Pollos estudiaron Administración de Empresas y Publicidad, carreras que consideraron pasaporte seguro a una vida exitosa y al ABC1. En los claustros de la UADE y la Universidad de Belgrano, el Pollo se mueve como en su propio corral.

El Pollo y el fashion: el Pollo tiene un look cuidado, está convencido de que es metrosexual, aunque no entiende bien lo que es, y teme confesar que se arregla para que no piensen que es gay. Usa el pelo algo largo, a veces gusta de ponerle algún producto para darle una imagen “mojada”. Se lo ve luciendo jeans, camisas y chombas. Legacy y Polo son su debilidad. Por si refresca, lleva siempre un pollover anudado sobre los hombros. Curte también camisas de colores pastel, lo suficientemente abiertas como para que pueda verse una cadenita o un collar de hueso que gustan exhibir en el cuello. Siempre lleva anteojos de sol, piensa que le dan un toque exótico.
El celular es indispensable para el Pollo, tiene el abono más caro y cambia habitualmente de modelo, en cuanto más chiquito y con más funciones, mejor.
Aunque sea pleno junio, y el sol no haya salido por semanas, nunca encontrarán a un Pollo pálido: su piel naranja de cama solar se mantiene durante todo el año, y el color se intensifica en los días de verano en que se vuelve marrón oscuro, ultra quemado… porque si no tomás sol, parece que no te fuiste de vacaciones, viste?

El Pollo sobre ruedas: El Pollo surca el ejido urbano siempre motorizado, no camina dos cuadras ni le gustan el colectivo ni el subte, los considera de pobre. Usa autos siempre de vidrios polarizados, de modelos nuevos, pero medianos y chicos, porque el presupuesto tampoco es ilimitado. Su sueño de progreso es tener una 4x4, roja, si es posible. Maneja con el codo izquierdo apoyado en la ventanilla y con la música a todo volumen. No paga estacionamiento, pero le gusta parar justo frente al lugar de destino. Cuando baja del rodado nunca olvida sacar el frente del stereo: que te lo roben es lo de menos, dice, lo peor es que te rompen el vidrio, me entendés?

continuará...


(Ilustración del pollo Vero Sabelli)