El peligroso camino hacia la belleza
Ashes of time Redux. Wong Kar-Wai (1994-2008)
Dicen que esta película le quitaba el sueño a Wong Kar-Wai. Dicen que desde que filmó la primera versión (al mismo tiempo que filmaba la impecable Chunging Express) nunca había quedado conforme, dicen que no le bastó con extender la filmación hasta lo intolerable (como de costumbre) ni con torturar a sus actores de siempre (como de costumbre, también). Dijo -él mismo al presentarla en Cannes- que ahora el público está preparado para verse una de samurais como dios manda y que era momento de dársela. Entonces el Sr. Wong se tomo el trabajo de filmar un par de escenas otra vez, de volver a editar algunos pasajes demasiado largos, cambiarle la banda de sonido y sacar a la luz otra vez la más desconocida de sus producciones.
No se puede decir que Ashes of time Redux sea una mala película, quizá sea más exacto decir que es demasiado buena. La historia legendaria de un asesino a sueldo a la oriental, a pesar de las catanas, las pelucas y los trajes de época conserva todas las marcas de las películas de WKW: la tortuosa historia de amor casi imposible- casi-, las tres o cuatro historias que se cruzan, las tomas enmarcadas que te hacen sentir como un espía, los objetos tratados temerariamente como si fueran actores y el uso antinaturalista de la cámara lenta y del ultra personal ralentine (que acá hace increíblemente interesante cada escena de lucha). Pero, a pesar de eso, o tal vez a causa de todo eso, la sensación que se tiene al ver la versión final de esta película de WKW es que no supo bien cuándo detenerse.
Nadie que guste de las películas de este director ignora que el camino hacia la estilización, el purismo de la imagen y el preciosismo obsesivo se venía tranformado en un viaje sin regreso. La aceleración un poco violenta de Fallen Angels y Chunging Express fue mutando a partir de Days of Being Wild y Happy Together a un trato obsesivo de la imagen y del guión que encontró su “punto caramelo” en In the Mood of Love, pero que ya se ubicaba en el límite de lo tolerable en 2046. El salto en el gran mercado hollywodense con My Blueberry nigths pareció desconcentrarlo – preocupado por armar ese monstruo con cara de comedia de Meg Ryan y cuerpo de cine de autor-. Pero, evidentemente, en su interior sospechaba que se podía llegar más lejos, y se sacó el gusto. Ashes of time Redux tiene el problema de estar demasiado bien filmada. En cada toma, la luz, la cámara, los colores, la fotografía parececen haber sido meditadas para cortar la respiración. Cada escena es voluntariamente una demostración de lo que puede la dupla WKW-Chris Doyle. Pero el resultado final termina pareciendo un catálogo de recursos estéticos (un catálogo pretencioso) que, lejos de conmover, satura, cansa y decididamente aburre.
Dicen que Paul Valery dijo que un poema no sé termina, se abandona. Después de ver esta “nueva” película de quien supo ser uno de los directores más interesantes del momento, no se puede evitar pensar que alguien - algún amigo bien intencionado- tendría que haberle soplado al oído ; “Che, Kar-Wai, no la toques más, dejala como está...”.
Ashes of time Redux. Wong Kar-Wai (1994-2008)
Dicen que esta película le quitaba el sueño a Wong Kar-Wai. Dicen que desde que filmó la primera versión (al mismo tiempo que filmaba la impecable Chunging Express) nunca había quedado conforme, dicen que no le bastó con extender la filmación hasta lo intolerable (como de costumbre) ni con torturar a sus actores de siempre (como de costumbre, también). Dijo -él mismo al presentarla en Cannes- que ahora el público está preparado para verse una de samurais como dios manda y que era momento de dársela. Entonces el Sr. Wong se tomo el trabajo de filmar un par de escenas otra vez, de volver a editar algunos pasajes demasiado largos, cambiarle la banda de sonido y sacar a la luz otra vez la más desconocida de sus producciones.
No se puede decir que Ashes of time Redux sea una mala película, quizá sea más exacto decir que es demasiado buena. La historia legendaria de un asesino a sueldo a la oriental, a pesar de las catanas, las pelucas y los trajes de época conserva todas las marcas de las películas de WKW: la tortuosa historia de amor casi imposible- casi-, las tres o cuatro historias que se cruzan, las tomas enmarcadas que te hacen sentir como un espía, los objetos tratados temerariamente como si fueran actores y el uso antinaturalista de la cámara lenta y del ultra personal ralentine (que acá hace increíblemente interesante cada escena de lucha). Pero, a pesar de eso, o tal vez a causa de todo eso, la sensación que se tiene al ver la versión final de esta película de WKW es que no supo bien cuándo detenerse.
Nadie que guste de las películas de este director ignora que el camino hacia la estilización, el purismo de la imagen y el preciosismo obsesivo se venía tranformado en un viaje sin regreso. La aceleración un poco violenta de Fallen Angels y Chunging Express fue mutando a partir de Days of Being Wild y Happy Together a un trato obsesivo de la imagen y del guión que encontró su “punto caramelo” en In the Mood of Love, pero que ya se ubicaba en el límite de lo tolerable en 2046. El salto en el gran mercado hollywodense con My Blueberry nigths pareció desconcentrarlo – preocupado por armar ese monstruo con cara de comedia de Meg Ryan y cuerpo de cine de autor-. Pero, evidentemente, en su interior sospechaba que se podía llegar más lejos, y se sacó el gusto. Ashes of time Redux tiene el problema de estar demasiado bien filmada. En cada toma, la luz, la cámara, los colores, la fotografía parececen haber sido meditadas para cortar la respiración. Cada escena es voluntariamente una demostración de lo que puede la dupla WKW-Chris Doyle. Pero el resultado final termina pareciendo un catálogo de recursos estéticos (un catálogo pretencioso) que, lejos de conmover, satura, cansa y decididamente aburre.
Dicen que Paul Valery dijo que un poema no sé termina, se abandona. Después de ver esta “nueva” película de quien supo ser uno de los directores más interesantes del momento, no se puede evitar pensar que alguien - algún amigo bien intencionado- tendría que haberle soplado al oído ; “Che, Kar-Wai, no la toques más, dejala como está...”.
http://www.sonyclassics.com/ashesoftimeredux/trailer.html
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