30 de septiembre de 2009

Se busca un alma

(Gustavo Cerati. Fuerza Natural. 2009) Después de llenarse los bolsillos con la resurrección transitoria de Soda Stereo, Gustavo Cerati volvió a la soledad musical. Pero se ve que eso de andar en grupete le afectó la personalidad y ahora, ya cincuentón, no acierta en encontrar una identidad musical propia.

A Cerati siempre se lo acusó de “camaleoneidad”(léase este neologismo grosero como la propiedad de cambiar de colores según los dictados de las nuevas olas). Sin embargo, sus defensores argumentaban, no con poca razón, que esa propiedad de mutar no era una vergüenza sino un talento para aprovechar las influencias y crear un arte propio. Sus canciones, entonces, nos llevaban a un recorrido por la música del mundo vista a través de los lujosos cristales de Gustavo, con formas y colores propios y particularisímos.

Pero ahora, con su nuevo disco Fuerza Natural, esos cristales se rompieron y Cerati no sabe como pegar los pedazos. El resultado es una sucesión de temas con orquestaciones y ejecuciones exquisitas, pero sin alma, como si hubieran sido compuestas y ejecutadas por sesionistas de primera categoría, pero que trabajan solamente por la paga. Las guitarras están impecables (Cerati es muy buen guitarrista y por ahí se sospecha también la presencia de los dedos mágicos del gran Richard Coleman)y el maridaje con los instrumentos electrónicos es perfecto, sin embargo nunca estrujan el alma, no dan ganas de poner repeat en el mp3. Todo es muy profesional, sin embargo no innova ni conmueve.

Las letras también sufren el síndrome de la falta de identidad y acá Cerati se camufla en la personalidad de los que comparten la firma en cada lírica. Es así que cuando escribe con su hijo Benito, el tono es adolescente, casi ridículo para un señor con alopecia incipiente, mientras que cuando compone con Coleman se vuelve frío y oscuro como la prosa del líder de Los Siete Delfines. Por último, las letras encuentran su mejor forma y calidez cuando Gustavo se asocia con Adrián Cayetano Paoletti y forma la sociedad más feliz del disco.

¿Dónde habrá quedado el alma de Cerati? Se la puede ver brillar tenuemente en Magia, Fuerza Natural (la más Soda del disco), Convoy y Sal, pero por el momento, conviene volver a buscarla por otros territorios, en discos como Bocanada o los siempre queridos hits de Soda Stereo.