29 de enero de 2008

Vestidita de rabia


(Emoción Homicida, Flopa) Después de un par de años de amagues y de presentar en vivo un álbum que jamás salía a la luz, Flopa se decidió y saco a la calle su segundo disco, “Emoción Homicida”. Esta demora evidentemente le hizo bien al trabajo que se nota cuidado al detalle para que suene lo mejor posible.

Pero el tiempo de espera resultó un arma de doble filo. Por un lado estaban presentes las ventajas de presentar un trabajo de forma paciente, pero por otro lado corría el riesgo de que las canciones se volvieran viejas. Los seguidores de Flopa, durante estos años, en cada recital pudieron escuchar los temas . Incluso por la Red hacía casi un año que daba vueltas un recital con prácticamente la misma lista de canciones que este disco. Pero el cuidado puesto en el sonido, y un cambio absoluto en el formato de la banda –pasó de acompañarse sólo con guitarras a una formación mas estándar- hicieron que las canciones suenen prácticamente irreconocibles.

Florencia Lestani tiene buenas amistades en el ambiente independiente porteño y no se preocupo en disimularlo en este disco. Empezando por la producción de Juan Ravioli; siguiendo por las guitarras de Kabusacki en todas las canciones; la participación de Manza en tres temas y de Minimal en “Abandona”. La lista se cierra con Pablo Grinjot orquestando “La luz” y los coros de Gabo Ferro y Florencia Ruiz en “La luz” y “Abandona”. La “selección” no es para nada despreciable y eso contribuye en la calidad general de las composiciones.

El álbum esta compuesto por trece canciones, que van desde el optimismo más sano –el tema pop “Total” o el más rockerito “Vestiditas de Sábado”-, hasta la depresión melancólica mas profunda – “Abandona”, “Sangre fría” y “Una vez detrás de otra”-, pasando por temas iracundos dignos de ser gritados con ganas –“La rabia” y el apocalíptico “Esta canción va a terminar mal”-.

Las letras, aunque con altibajos, tienen algunos momentos especialmente buenos, como “Una vez detrás de otra”. De todas formas, Flopa tiene el merito de que mas allá del nivel de su poesía, esta suena sincera. Es decir, son letras sencillas, con un lenguaje simple, creíble, que ayudan a que la canción, más alla de su calidad, siempre suene agradable.

“Emoción Homicida” sigue fiel al estilo que Florencia mostró en sus anteriores trabajos, tanto en la formación “Flopa, Manza, Minimal” como en su anterior disco solista “Dulce, fuerte, grave”, canciones sencillas, algunas más tranquilas, otras más rabiosas.

Su voz, igual que en los otros trabajos, es su rasgo característico. Los que no la tienen entre sus músicos preferidos, señalan ese factor como la gran contra de Flopa. Su forma de cantar gruesa, casi agresiva, suele molestar. Pero la verdad es que sin ese rasgo sus canciones serian totalmente diferentes. Su voz es la que termina de darle sentido a sus composiciones, agregándoles una emotividad furiosa.

La evolución entre sus trabajos es evidente y la elección de sumar más músicos a su formación le sentó perfectamente . Es un disco digno de ser escuchado, tanto por los que la vienen siguiendo desde tiempos remotos, como por los que no la conocen. Incluso quienes hasta ahora no se vieron seducidos, tendrían que darle una oportunidad a este álbum, que podría ser considerado uno de los discos del año que acaba de terminar.

6 de enero de 2008

En celo


(El Secreto, shh! Ciudad Abierta) No se sabe si por la desidia clásica de un organismo público o por una cuidada estrategia de marketing, Ciudad Abierta, el canal cultural de Buenos Aires, no anuncia los días y horarios de sus programas. Es así que, como de casualidad, podemos algún día encontrarnos con la visión de “El secreto, shh!”.
Tirada entre los yuyos, cual diosa pagana, la poeta Marina Mariasch conduce este ciclo de entrevistas que, según declara en sus promociones, pretende dar a conocer los pensamientos más ocultos de los escritores.
En el escenario natural de improvisado picnic los literatos nacionales son sometidos a los deseos de Mariasch, que, más que curiosidad, parece tener necesidad: necesidad de histeriquear a todos y a cada uno de los entrevistados.
Durante sucesivas emisiones se pudo ver un muestrario de acosos solapados bajo la fachada de entrevista. Por ejemplo, al apuesto Alan Pauls se lo interrogó sobre su fe en la monogamia. Frente a una desalentadora respuesta positiva, la conductora, mientras comía inexplicablemente frutas, pretendió convencer fervientemente al autor de El Pasado sobre la inconveniencia de su posición (sobre todo para aquellas que, como ellas no eran la esposa del escritor).La entrevista terminó con la pregunta más profunda de la emisión: “¿Alan, me pelás vos el Kiwi que yo nunca puedo?
Mariach también incomodó a Pedro Mairal indagando sobre sus costumbres sexuales y las posibilidad de sentir atracción frente a colegas del sexo opuesto (la lucecita de libre en su frente titilaba con insistencia).
Pero en una oportunidad, la compulsión seductora de la poeta le jugó una mala pasada. Esa vez la charla era con el afilado Alberto Laiseca, y Mariach con vos aniñada le contaba sobre sus miedos infantiles sobre lo que podía encontrar debajo de su cama. Cansado del franeleo, el creador de Los Sorias, contestó “Nena, si el que estuviera bajo de tu cama fuera yo, ahí si tendrías que tener miedo…”. Ante el rigor de la respuesta, Marina recobró la postura de su pasadísima treintena cronológica y los carriles de la nota volvieron a senderos más serios y conservadores.
Lejos de los ejemplos de George de Sand o de Simone de Beauvoir, la intelectualidad femenina actual no pretende deslumbrar con su inteligencia, ni con su solidez política ni con su fina ironía. Y, aunque una golondrina no hace un verano, el estilo que se lleva parece ser el de una actitud entre cachonda e idiota que no se entiende muy bien qué tiene que ver con el pensamiento. Dejando una estela de mujeres sin referente y un triste ejemplo para las próximas generaciones las entrevistas de El secreto continuarán hasta que Macri cierre Ciudad Abierta. Dejar muda a Mariach (por lo menos hasta que otro mecenas del mundillo la posicione) puede transformarse, milagrosamente, en el primer y único acierto del PRO en materia de política cultural.