6 de enero de 2008

En celo


(El Secreto, shh! Ciudad Abierta) No se sabe si por la desidia clásica de un organismo público o por una cuidada estrategia de marketing, Ciudad Abierta, el canal cultural de Buenos Aires, no anuncia los días y horarios de sus programas. Es así que, como de casualidad, podemos algún día encontrarnos con la visión de “El secreto, shh!”.
Tirada entre los yuyos, cual diosa pagana, la poeta Marina Mariasch conduce este ciclo de entrevistas que, según declara en sus promociones, pretende dar a conocer los pensamientos más ocultos de los escritores.
En el escenario natural de improvisado picnic los literatos nacionales son sometidos a los deseos de Mariasch, que, más que curiosidad, parece tener necesidad: necesidad de histeriquear a todos y a cada uno de los entrevistados.
Durante sucesivas emisiones se pudo ver un muestrario de acosos solapados bajo la fachada de entrevista. Por ejemplo, al apuesto Alan Pauls se lo interrogó sobre su fe en la monogamia. Frente a una desalentadora respuesta positiva, la conductora, mientras comía inexplicablemente frutas, pretendió convencer fervientemente al autor de El Pasado sobre la inconveniencia de su posición (sobre todo para aquellas que, como ellas no eran la esposa del escritor).La entrevista terminó con la pregunta más profunda de la emisión: “¿Alan, me pelás vos el Kiwi que yo nunca puedo?
Mariach también incomodó a Pedro Mairal indagando sobre sus costumbres sexuales y las posibilidad de sentir atracción frente a colegas del sexo opuesto (la lucecita de libre en su frente titilaba con insistencia).
Pero en una oportunidad, la compulsión seductora de la poeta le jugó una mala pasada. Esa vez la charla era con el afilado Alberto Laiseca, y Mariach con vos aniñada le contaba sobre sus miedos infantiles sobre lo que podía encontrar debajo de su cama. Cansado del franeleo, el creador de Los Sorias, contestó “Nena, si el que estuviera bajo de tu cama fuera yo, ahí si tendrías que tener miedo…”. Ante el rigor de la respuesta, Marina recobró la postura de su pasadísima treintena cronológica y los carriles de la nota volvieron a senderos más serios y conservadores.
Lejos de los ejemplos de George de Sand o de Simone de Beauvoir, la intelectualidad femenina actual no pretende deslumbrar con su inteligencia, ni con su solidez política ni con su fina ironía. Y, aunque una golondrina no hace un verano, el estilo que se lleva parece ser el de una actitud entre cachonda e idiota que no se entiende muy bien qué tiene que ver con el pensamiento. Dejando una estela de mujeres sin referente y un triste ejemplo para las próximas generaciones las entrevistas de El secreto continuarán hasta que Macri cierre Ciudad Abierta. Dejar muda a Mariach (por lo menos hasta que otro mecenas del mundillo la posicione) puede transformarse, milagrosamente, en el primer y único acierto del PRO en materia de política cultural.

7 comentarios:

norman dijo...

en mi celular tengo guardado en contactos bajo el nombre de EL Secreto "mariaschmarina", la ultima vez que lo vi, pensando que con la nueva era pro no la iba a ver nunca mas.
conoci un par de cosas gracias a ella (al programa mejor dicho), a veces la voz llego a irritarme tanto que odie al genero femenino, y otras veces me parecia tan nena linda.
era lindo para encontrarse los jueves a la madrugada, hace mucho que no la engancho.

Anónimo dijo...

si, ella es un poco irritante a veces, pero a mí igual el programa me gusta.
me gustó especialmente la vez que puso en su lugar a terranova.
besossss con muchas esesss

Anónimo dijo...

están en receso estival???

Anónimo dijo...

Doctoraaa me estoy dando una vuelta por aca, despues de tanto tiempo pude armar algo, la verdad mucho no entiendo, pero creo voy a aprender y hacer un blog sofisticado. saludos

Anónimo dijo...

Markissss: surprise! ya mismo me doy una vuelta por tu espacio!!!
Éxitos y saludos

la vecinita dijo...

¿cómo me perdí el programa con terra?
beso

Anónimo dijo...

saludos desde la paloma!!