La misma canción que abre el LP es una declaración de principios, con un titulo incluso violentamente desasosegado, como Ahora que la mierda ya me llega hasta los ojos. Los primeros sonidos son los de una guitarra española, que con unos acordes muy simples y un ritmo constante, prepar
Una vez pautadas las reglas del disco con esa primera canción manifiesto, pocas cosas cambian a medida que se suceden los temas. Se acerca y se aleja por momentos de los sonidos netamente españoles, coqueteando con el estilo clásico de cantautor/trovador, pero sin caer nunca en los vicios dignos de ese género. A excepción tal vez de Las generaciones, una oda a las madres que a pesar de tener escondidas un par de metáforas más que agradables, es bastante cursi y hace sospechar un Edipo mal resuelto en Gonzáles. O Quise la revolución, una canción de protesta, escrita en un tono irónico, que trae recuerdos de Botas locas de Sui Generis.
Si algo puede criticársele a Espaldamaceta es lo cansadoras que pueden convertirse algunas composiciones, como No hay por qué sufrir tanto amor o Hay gente, que si bien mantienen el nivel poético, quizás incluso superando a las demás del disco, en la instrumentación pueden llegar a ser agobiantes de tan monótonas. Pero para rebatir esa critica están los temas como Evitarte para conservarte o Y no voy a darte mas (sin dudas el hit del disco) que sin dejar de lado la temática oscura y descorazonadora, presentan melodías mas amables, incluso pegadizas y contagiosas.
Cualquier otra cosa que se diga sobre este álbum sobraría, ya que habla por si mismo. Solamente queda recomendarlo para cuando se necesite una música sutil y tímida, que no violente los oídos. O para tirarse en la cama con los ojos cerrados, a escuchar lindas canciones para dejarse llevar por bellas letras.
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