31 de diciembre de 2007

Premios Parca 2007

Mientras vemos dar los últimos respiros al 2007, este blog se dispone a premiar a quienes se le adelantaron y lamentablemente no van a estar para el brindis


1. CATEGORIA MUERTO DEL AÑO 2007 o "se muriò? no lo puedo creer!!": muertes que representan un hito cultural o histórico. Para ser merecedor de esta estatuilla huesuda, la noticia de la muerte del candidato debe permanecer más de tres semanas en los medios, provocar cadenas de mails y cataratas de homenajes.
De Filias y Fobias entrega el premio a muerto del año a ROBERTO FONTANARROSA.
2. CATEGORIA MUERTO REVELACIÓN o "pero si estaba fenómeno...": es el fiambre menos pensado. Su muerte nos recuerda que aunque estemos rebosantes de salud y juventud, cualquier día podemos ocupar un lugar VIP en el panteón familiar.
De Filias y Fobias entrega el premio revelación a MARIO MAZZONE
3. CATEGORIA MUERTO INTRASCENDENTE 2007 o "ah se murió, mirá vos": es aquel que estira la pata y genera invariable indiferencia del público y la prensa. La noticia de su muerte solo merece una placa roja de Crónica y eso, si no es la hora de los caballos o del Quini 6.
De Filias y Fobias entrega el premio a muerto intrascendente a ENZO VIENA.
4. CATEGORIA MUERTO DE CAJÓN o "nadie miraba, pero se veía venir": categoría reservada para enfermos terminales y/o gente que dedicó su vida a cultivar toda clase de excesos a tal punto de encontrarse en la mira permanente de la parca.
De Filias y Fobias entrega el premio muerto de cajón a nuestro también muerto del año ROBERTO FONTANARROSA.

5. CATEGORÍA MUERTO CUMPLIÓ SU CICLO o "se murió, pero tuvo una buena vida": son aquellas muertes que no sorprenden y que, aunque dolorosas, hacen justicia al orden natural. Pertenecen a aquellas personas que ya hicieron lo suyo entre los vivos y merecen descansar mirando a los rabanitos crecer desde abajo. Genera aplausos de pie y lagrimeos en la ceremonia del Martìn Fierro.
De Filias y Fobias entrega el premio muerto cumplió su ciclo a NORMAN ERLICH

6. CATEGORÍA MUERTO EXTRANJERO o crepó el gringo: ¿hace falta aclarar?
De filias y Fobias entrega el premio muerto extranjero a LUCIANO PAVAROTTI
y, fuera de concurso entregamos la guadaña de oro y PREMIO A LA TRAYECTORIA o "tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe"
De Filias y Fobias entrega la Guadaña de Oro a VÍCTOR SUEIRO

Lo que vendrá....

Como nos gusta jugar a los pitonizos, le pedimos prestada la guadaña a La Parca y nos animamos a predecir quienes llenarán el año próximo los rubros del premio que nadie quiere ganar....

Javier lechuceó a:





1. Muerto del año: Luis Alberto Spinetta









2. Muerto revelacíon: Antonio Gasalla










3. Muerto intrascendente: Hugo Arana








4. Muerto de cajon: Pity









5.Muerto "cumplio su ciclo": Carlitos Balá








6. Muerto extranjero: Miguel Bosé



Cecilia lechuceó a:



1. Muerto del año: Benedicto XVI







2. Muerto revelación: Ingrid Pellicori








3. Muerto intrascendente: Patricia Palmer







4. Muerto de cajón: Britney Spears.







5. Muerto "cumplió su ciclo": Lidia Lameson







6. Muerto extranjero: Martha Stewart




Paola lechuceó a:





1. Muerto del año: Roberto Sánchez, Sandro.






2. Muerto revelación: José Luis Manzano






3. Muerto intrascendente: Cocho López








4. Muerto de cajón: Robert Downey Jr.






5. Muerto "cumplió su ciclo": China Zorrilla





6. Muerto extranjero: José Saramago
De Filias y Fobias invita a sus lectores a que afilen sus guadañas y postulen en sus comentarios a quienes, según su modesto entender, serán los candidatos del 2008.

30 de diciembre de 2007

La Mona Jimenez con rivotril


(¡Lo nuevo de ataque!, El robot bajo el agua) Ya desde los tiempos de Jaime Sin Tierra las composiciones de Nicolas Kramer llevaban encima una gran ambivalencia.
Eran canciones que se amaban o se odiaban. O seducían con sus letras y sus melodías relajantes o aburrían hasta límites insospechados. Con ese estilo particular y hasta sectario, Jaime Sin Tierra logró hacerse un reducido pero incondicional público, que incluso siguió creciendo después de la separación.
En su nuevo proyecto, Kramer apostó por multiplicar la fórmula por cien, volviendo aún más llanas sus letras, mucho mas monótonas sus canciones, mucho más automatizado su método de composición. El primer disco – Óptica Espacial desde el corazón- podría tomarse como una provocación, o un álbum conceptual, el segundo –Destrabando la palanca-, un refuerzo de la idea original. Ya el tercero – Solo resta sumar- , olía a exceso y su nombre parecía ser más bien una confesión.
Pero alcanza con escuchar diez segundos de ¡Lo nuevo de ataque! para darse cuenta que de nuevo no tiene nada, y perder casi por completo las ganas de seguir escuchando. Son canciones que ya escuchamos una veintena de veces, y ni siquiera en su versión original resultaban un derroche de originalidad.
Se puede experimentar haciendo música, jugando con la repetición de un mismo sonido. Si uno es arriesgado, puede mantener ese mismo tono en todo el disco. Pero cuando ya tenés una discografía de cuatro volúmenes, y seguís grabando la misma canción y solamente cambian las letras, algo falla. Sos la Mona Jiménez, pero sin la posibilidad de bailar.
Es una pena, porque las líricas saben tener sus momentos agradables, pero mezclados entre tanta simpleza, parecen más un descuido que el resultado de un trabajo meditado.
Por otro lado es difícil descubrir esos momentos, porque al ser tan constante el sonido de las canciones, es sumamente fácil distraerse y dejar de prestar atención a lo que se está escuchando. Por eso es necesario un esfuerzo para disfrutar las letras, y al hacerlo, uno termina aburriéndose demasiado rápido.
Es difícil saber qué es lo que intenta hacer Kramer con El robot bajo el agua. Quizás habría que pensarlo como un disco ambiental, de esos que se dejan sonando sin prestarle atención a las canciones. Pero de ser así, no se entiende bien la presencia de letras. Además en el caso de ser discos ambientales, debería tener una mayor cantidad de variaciones en el clima, y en el sonido entre álbum y álbum, que realmente no tiene.
Es un disco sólo para esos fanáticos incondicionales, que siguen a Kramer a ciegas desde los tiempos de Jaime Sin Tierra. Pero si el Robot sigue buceando bajo las mismas aguas es muy probable que esa incondicionalidad se vuelva relativa y termine por perderse.

29 de diciembre de 2007

Los autores de este blog consumen....


Golosina oficial de "DE FILIAS Y FOBIAS"

23 de diciembre de 2007

Tambien tenemos buenos deseos...


Que el maquillaje no borre tu risa,
Que el equipaje no lastre tus alas,
Que el calendario no venga con prisas,
Que el diccionario detenga las balas.
Que las persianas corrijan la aurora,
Que gane el quiero la guerra del puedo,
Que los que esperan no cuenten las horas,
Que los que matan se mueran de miedo.

Que el fin del mundo te encuentre bailando,
Que el ciberespacio nos tiña las canas,
Que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana.

Que el corazón no se pase de moda,
Que los otoños te doren la piel,
Que cada noche sea noche de bodas,
Que no se ponga la luna de miel.

Que las verdades no tengan complejos,
Que las mentiras parezcan mentiras,
Que no te den la razón los espejos,
Que te aproveche mirar lo que miras.

Que no se ocupe de ti el desamparo,
Que cada cena sea tu última cena,
Que ser valiente no salga tan caro,
Que ser cobarde no valga la pena.

Que no te compren por menos de nada,
Que no te vendan amor sin espinas,
Que no te duerman con cuentos de hadas,
Que no te cierren el bar de la esquina

Que todas las noches sean noches de boda,
Que todas las lunas sean lunas de miel…

(Joaquin Sabina)


Dicha y felicidad para todos!!!


18 de diciembre de 2007

Qué par de pájaros los dos…

(Concierto: Dos pájaros de un tiro. Sabina-Serrat. 13 de diciembre. La Bombonera) La apuesta era arriesgada, aunque los dos cantautores compartan el prestigio poético de los trovadores de la madre patria, una extendida corte de devotos porteños y una ermita particular levantada por el público psicobolche.
Todo podía fallar, de hecho, lo más posible era que eso sucediera. Si algo quedó claro en el show que juntó en el último fin de semana a Sabina y a Serrat en la Bombonera, era que los organizadores tenían presentes todas las posibles variantes desastrosas y decidieron jugar en el espectáculo irónicamente con eso. El resultado fue un monstruo, un híbrido, que, con sus puntos más altos y sus momentos olvidables, funcionó mejor de lo que nadie esperaba.
El primer desafío era previo a la fecha y se había superado: arrastrar a las señoras y sus resignados y/o nostalgiosos maridos al campo de la cancha de Boca y conseguir que las nuevas hordas de seguidores de Sabina, tan púberes como insolventes, pagaran una entrada no barata para ver medio show de un anciano desconocido. Pero el triunfo sobre este escollo acarreó el otro problema: un público variopinto, acostumbrado a rutinas de concierto más bien opuestas y que no sabía bien a ciencia cierta qué iba a escuchar.
“Gracias a los que vinieron traidos por las ganas de estar acá y a los que llegaron venciendo los escrúpulos” abrió Serrat a modo de confesión, como aclarando las reglas de juego desde el vamos. Era claro que las masas eran de Sabina, que lo que iba a garantizar el clima y el espíritu del show iba a estar de ese lado, y el catalán, zorro viejo al que las multitudes no le son desconocidas, apeló a todo su carisma para asegurarse no ser escupido y abucheado durante “Tu nombre me sabe a hierba”.
La dinámica del recital se orientó a acercar a los dos músicos, a ponerlos en un resbaladizo terreno común unido por búsquedas poéticas, inconformismos morales y espíritu lúdico. Con este fin, se eligieron los temas más sabineros de Serrat, y el repertorio de Sabina que acusa más influencias de “su primo el Nano”. Hay que decir que Sabina salió ganando en esta fórmula, porque los temas más cuidados, menos apresurados y más mesurados son lo más interesante de su obra. Del otro lado, las canciones con melodías mas pegadizas y letras más infames, con espíritu de hit de Serrat son las que menos resisten el paso del tiempo. Atrás de “Para la libertad” hay montones de páginas desconocidas, que nadie corearía, pero son mucho más lindas.
No sólo en el repertorio elegido se notó este diálogo. Buena parte de las casi tres horas de concierto, los dos pájaros (por momentos al borde de lo pajarón, hay que decirlo) lo dedicaron a hacer comedia y a ironizar sobre las debilidades propias y ajenas. Cabe una mención especial a la versión pimpinelezca de “No hago otra cosa que pensar en ti” y a los cuadros de Stand up bizarro. El espíritu era de fiesta, de desparpajo, y Serrat se mostró a la altura del juego desestructurado de los espectáculos de Sabina, hasta el punto de incluir algún que otro amague de rockstar que, aunque no llegó a sonar del todo natural, resultó simpático. Pero, en la misma medida y como desquite, se notó la mano firme del catalán sobre la dirección musical del encuentro: la impresionante formación de músicos sonó ajustadísima y los arreglos de Miralles fueron increíbles (nunca sabremos cuanto de exigencia del director musical tuvo la misteriosa desaparición del histriónico y desastroso en proporciones iguales, guitarrista, Panchito Varona). Una vez más, en este trueque Sabina salió favorecido, sus canciones bien arregladas y orquestadas, se estilizan y suenan mucho mejor de lo que suelen sonar. Es verdad que estas mismas orquestaciones, que se alejan de las melodías más simples de los discos, atentaron fieramente contra el karaoke general y desinflaron en varios momentos a la platea. Pero, quizá, no esté de más este viaje a una forma distinta de escuchar un concierto, donde tengan lugar otras cosas además de cantar a los gritos. Es posible que a Serrat le haya servido la experiencia para incorporar un par de generaciones que lo ignoraban a sus seguidores, pero realmente no aportó nada demasiado interesante a quienes ya lo conocían: para levantar el estadio apeló a una infalible lista de grandes éxitos que se pareció más un concierto homenaje que a la demostración de un músico activo.
Este juntos y revueltos, en el que el único denominador común parecía ser la categoría cantautor español, funcionó llamativamente bien a pesar de todo. Fue una noche extraña, una puja amable de estilos y códigos bien distintos. Un espectáculo movilizado por la voluntad de dos tipos de compartir el escenario, dio como resultado un concierto divertido y un muy buen momento.

10 de diciembre de 2007

Por una vez en el lugar correcto...


Phoenix en La Trastienda = una hora y pico de Paris en Buenos Aires

1 de diciembre de 2007

El destino en los ojos de Medem


(Los Amantes del Círculo Polar. Julio Medem) ¿Todo se rige por el azar o hay un gran arquitecto que desde siempre diseñó nuestras vidas? Ésta es la pregunta del millón que todo el mundo se hace y que pocos se atreven a responder con absoluta seguridad.
En materia de amor, el corazón se pone sensible y las preguntas anteriores se vuelven urgentes. ¿Este chico que acabamos de conocer será “el elegido”? ¿Aquella chica que se acaba de ir sin avisar hubiera sido la mujer de nuestra vida? Todos quieren saber y nadie tiene certezas que ofrecer.
Julio Medem hizo una película con estas preguntas y encontró tres respuestas distintas.
En Los Amantes del Círculo Polar, Otto y Ana, sus protagonistas, viven, cada uno a su manera, una historia de amor que empieza en la infancia y que luego de varios encuentros y desencuentros, termina 20 años despues en Finlandia, casi al borde del fin del mundo.

Teoría I. El amor en los ojos de Otto: Otto es cándido creyente en el amor eterno. Encuentra en la fidelidad, la regla de la existencia del enamorado. Primero se revela contra la separación de sus padres y jura que siempre estará al lado de su madre abandonada. Luego se enamora de Ana, la hija de la nueva novia de su papá. Estos amores serán las hojas de ruta que marquen sus pasos a seguir. “Estar enamorado, amigos, es encontrar el nombre justo de la vida” decía el empalagoso poeta Francisco Bernardez, y Otto, si lo leyera, suscribiría entusiasta al pie del verso.

Teoría II. El amor en los ojos de Ana: Ana, por su parte, cree que su historia de amor está signada por una cadena de casualidades. Pero no de cualquier casualidad, sino de aquellas que su voluntad indica que tienen que suceder. Por eso pone a prueba todo el tiempo al destino. Otto será su pareja solamente si la sigue y descifra los signos que su cabeza afiebrada le pide que le muestre. Sucesos totalmente caprichosos como pronunciar “esa” frase en determinado momento o estar en el lugar indicado en el tiempo correcto son indispensables para ella. Si no tiene que ser, no va a ser, piensa Ana. Hace falta ser muy caprichoso y corajudo para exponer el pellejo a esta ruleta rusa constante . Quienes decidan ver la película ya sabrán cómo le va.

Teoría III. El amor en los ojos del director: Hasta ahora todos estábamos identificados en uno u otro bando de los personajes y seguíamos paso a paso sus desventuras amorosas, pero en determinado momento la película deja de ser una love story y se convierte en la demostración de un ensayo filosófico de Medem.
Para Medem la verdad es circular y cada historia contiene en el principio un final que fatalmente ocurrirá, sin importar las piruetas que se puedan ensayar para torcerlo. Con el destino de estandarte, derrota a las dos teorías de los protagonistas del film y les demuestra que sus creencias son vanas. Les enseña que no hay amor o suerte que valga, que el guión de la historia de los mortales ya fue escrito, y que contra eso, no se puede patalear.
Aprovechando los “superpoderes” que le da su función de director, a Otto le presenta todo tipo de traiciones amorosas, ajenas y propias; y a Ana, le pone miles de trampas para mostrarle que las “casualidades” que tanto busca pueden arruinarle la vida.
Pero no conforme con eso, hacia el final del film, Medem creyó necesario que su teoría se viera probada totalmente y, para eso, echó mano a toda clase de trucos de guión que hacen que el final de “Los amantes del Círculo Polar” sea increíble o, por lo menos, incómodo. Las coincidencias se vuelven forzadas y las simetrías de sospechosa probabilidad.
No se va a decir acá si la película termina bien o mal, pero sí que concluye como el Destino (así, con mayúscula), encarnado en la cámara de Medem, quiere. Sabemos que un director es el dios de su obra, pero toda religión requiere de feligreses y si la doctrina no es convincente, el culto puede quedar a mitad de camino. Eso le pasó a Medem, justo al final, sus dogmas seculares no pudieron convencer a los hombres de poca fe. Muy a nuestro pesar, cualquier respuesta absoluta nos despierta desconfianza.

24 de noviembre de 2007

Un poquito de por favor....!!!!!!!!!!





Este blog repudia energicamente el ultraje perpetrado por Telefé al culto bizarro de "Aquí no hay quien viva"

19 de noviembre de 2007

El pasado, pisado

(El Pasado, Héctor Babenco) Desde que el cine es cine, la literatura fue una de sus fuentes de inspiración preferidas, y los resultados siempre fueron problemáticos. Hay quienes dicen que no deberían serlo. El producto de esos matrimonios entre literatura y celuloide, dan como resultado una obra que debe ser juzgada por sus meritos, sin tener en cuenta de donde proviene. Pero aún siendo permisivos, ignorando los detalles menores, abriéndonos a interpretaciones y relecturas, hay una deuda que debe mantenerse intacta, elementos que deben estar si o si: precisamente los que hacen que una obra sea tal.
Hay dos tipos de historias: aquellas que donde lo importante de la anécdota se encuentra en el desarrollo de los hechos, y aquellas que solo completan su sentido cuando los acontecimientos culminan. Por ejemplo, si alguien nos pregunta de que se trata el Quijote, contestaríamos que es sobre un hidalgo que enloquece leyendo libros de caballería y decide emularlos. La forma en la que terminan sus aventuras, puede sorprender o no, pero no aporta demasiado al sentido de la obra. En cambio si nos preguntan por Moby Dick, es imposible que se entienda su significado si no comentamos que Ahap termina siendo aniquilado por la ballena.
El libro "El Pasado", de Alan Pauls, forma parte precisamente de este segundo grupo. Cada uno de los hechos que se narran apuntan hacia un final, que nos habla sobre la perdición. Uno puede interpretarlo de mil formas distintas, pero de ninguna manera puede ignorarlo. Es una historia de perdición, o trata sobre la inutilidad de huir del amor, o es una historia sobre una obsesión que aniquila. Pero de ninguna forma lleva consigo la idea de redención.
La version de Héctor Babenco es, durante todo su desarrollo, extremadamente fiel al libro de donde nació. Incluso detalles menores (obviamente no todos) son representados a lo largo de la película. El descuido al momento de plantear "lo ideal" en la relación entre Rimini y Sofía, es perdonable. La elección de "podar" el rol ambiguo entre víctima y verdugo entre ellos dos, es explicable asumiéndolo como una posible interpretación de la obra. Incluso el vaciamiento de las características de Rimini se puede entender pensando en una simplificación del argumento.
Pero cuando uno ya se encuentra preparado para retirarse satisfecho de la sala, Babenco sorprende cambiando el final, y con eso renunciando a todo vinculo con la obra de Pauls. Si se tratara de una historia que encuentra su sentido en el desarrollo de los hechos, seria un cambio menor, un intento por "mejorar" la obra. Pero, en este caso, el efecto logrado fue el de contar otra historia. Como si Ahap hubiese hecho un delicioso aceite con el cuerpo de Moby Dick.
¿Esto hace que la "El Pasado" sea mala? No necesariamente. Para contestar esa pregunta hay que hacerse otra antes. ¿A cuanto asciende la deuda que contrae una película cuando se basa en un libro? Si pensamos que la deuda es nula, podemos olvidarnos de este cambio. Pensar que simplemente es otra historia. Lo que en el libro era una historia de perdición, en la película es una historia de salvación. Pero si buscamos un mínimo de fidelidad entre ambas versiones, este detalle resulta fatal.
Es realmente una pena. Porque de no haber cometido ese ultimo error, hubiese sido una película que podrían disfrutar (o no) tantos quienes leyeron el libro, como los que se acerquen por primera vez a la historia. La discusión pasaría más bien por otros lugares: la calidad de los actores, los guiones, o la viabilidad de este tipo de historias en el cine. Pero tal como esta, quienes busquen una versión visual del libro, se exponen a salir traicionados de la sala.


No es por decir pero…
La imaginación versus el casting…
*Gael García Bernal… ¿no es un poco nenita para hacer de un tipo frío, insensible y decadente como Rimini?
*Esta bien que Babenco haya optado por una identificación extrema con Rimini… pero elegir a Analía Couceyro para interpretar a Sofía… ¿No tenia una actriz que nos hiciera preguntar un poco mas porque Rimini no volvía con ella?
*Amen de eso. Caso extraño el de esta chica. Totalmente sobreactuado el personaje cuando Sofía es "normal", pero cuando el personaje enloquece… sencillamente perfecto.

17 de noviembre de 2007

Soy tu fan: "Diez razones para amar a Morrissey"

En la película Alta fidelidad, John Cusack se preguntaba si escuchaba música pop porque era un perdedor o si era un perdedor de tanto escuchar música pop. Algo así me pasa con Morrissey: no sé si me gusta porque tiene la capacidad de traducir en música mis sentimientos, o si mi sensibilidad pusilánime y oscura es así porque se educó al compás de sus canciones. Hace poco se dijo en este blog que cada uno tiene los ídolos que se merece. Pero si seguimos la opinión del propio Morrissey nadie merecería el honor de ser su fan. Sin embargo, sus canciones tienen la capacidad de transformarse en una Patria para el que las escucha. Hacen sentir especial a quien puede disfrutarlas y lo alientan a aspirar pertenecer a la exclusiva corte crepuscular de la que Mozz es el inalcanzable referente.
“Admirarme es toda una labor, porque si dices que te gusta Morrissey, tienes que explicar la razón” dijo en una entrevista. Van mis 10 razones para seguir al príncipe de la melancolía.

1. Porque su voz tiene la propiedad de erizar la piel con sólo empezar a sonar.
2. Porque es malhumorado, soberbio e irónico. Pero a la vez sensible, antiheroe y desvalido. Porque es lo más lejano a la demagogia de una estrella masiva. Desprecia a sus fans y vive poniendo una prudente distancia. Recientemente detuvo un recital porque lo tocaban.
3. Porque tiene vocación de ícono, construyó su propio mito y se preocupa por cultivarlo. Trabaja día y noche para alimentarlo a base de declaraciones, polémicas e ironías.
4. Porque es ególatra hasta el extremo y está convencido de que es único. “Si tuviera hijos les pondría Morrissey 1, Morrissey 2, y Morrissey 3, si fuera una hija se llamaría Morrissete” se lo escuchó decir.
5. Porque es el hijo que podrían haber tenido James Dean y Oscar Wilde.
6. Porque sin él no habría sido lo mismo la historia del pop británico.
7. Porque no recibe banderas como La Renga ni corpiños como Sandro, sus fans saben que le gusta que le tiren narcisos. El pogo gay friendly de su recital en el personal Fest del 2005 fue el más amable de la historia.
8. Porque mantiene una pelea histórica con Robert Smith para ver quién es el más triste y sostiene que lo más deprimente de The Cure no es ni su música ni su mensaje, sino su aspecto. A modo de ejemplo: Morrissey: “Robert Smith es un llorón” , Robert Smith: “Morrissey es tan deprimente que si no se mata él mismo probablemente lo haga yo”, Morrissey: “ Prefiero ser asesinado a balazos que ser visto con zapatillas Converse. Por otra parte su corte de pelo debería merecer la pena de muerte”. Un talk show producido por Tim Burton.
9. Porque tuvo la deferencia de dedicar una canción de amor a una gordita.
10. Porque el juez que lo despojó de sus regalías de The Smith, después de oírlo en juicio lo acusó de “malévolo, truculento y mentiroso” por sus declaraciones . A lo que él respondió: “A pesar de la desaprobación masiva, sigo siendo el mismo”, y agregó “Alguien tiene que ser yo, así que mejor que lo sea yo”.

11 de noviembre de 2007

Soy tu fan: “Diez razones para amar a Lloyd Cole”

Aquellos que esperan un post informativo, equilibrado, profesional, para empezar, se equivocaron de blog, pero para continuar, ya mismo les aconsejo que abandonen la lectura de esta nota.
Es que, parte del petit ciclo “soy tu fan”, voy a escribir sobre Lloyd Cole, y hay artistas sobre los que no puedo, ni quiero, ser objetiva.
Lloyd llegó más tarde que temprano mi oído, pero arribó para quedarse. Una nota de Rodrigo Fresan- casi tan reblandecida como esta, pero mucho mejor escrita- ofició de gentil y concluyente invitación a sus discos, y de ahí en más, yo, tan afecta a encontrar defectos a mi alrededor, no pude dar con ninguna excusa para renegar de Cole.
Estimados ciber-lectores: comiencen por "Music in a foreign language", continúen con "Love Story" y ya no podrán detenerse. Lloyd Cole es un viaje de ida para los espíritus sensibles y refinados.
Cada uno tiene los ídolos que merece, y Cole, cascarrabia, perdedor empedernido y consuetudinario, es el mío. A continuación explico en diez pequeños y arbitrarios ítems porqué deberían compartir conmigo esta afición:

1. Porque el título de su canción más conocida te pregunta si estás preparado para que te rompan el corazón. Toda una advertencia y declaración de principios para quien inicia un viaje amoroso: el que avisa no traiciona, dicen en el barrio.
2. Porque sus letras pueden ir desde el estribillo más idiota, que se pega y repetís cual Rain man una y otra vez, hasta contar una escena perfecta de road movie en dos imágenes y tres minutos (Chequear de muestra para uno y otro ejemplo Like lovers do y My Alibi).
3. Porque junto a los Conmotions, en los 80 fue astro pop de jopo y hombreras, pero logró crecer con elegancia. Sigue haciendo canciones sencillas y no por eso idiotas, con la acidez y el pesimismo necesario para un occidental bienpesante.
4. Porque en su blog anunció que en un concierto en Barcelona (que el año pasado me perdí de ver por una semana!!), él mismo vendería sus discos en una mesita a la salida del recital. Inmediatamente advirtió estar un poco resfriado, pero prometió no contagiar a los potenciales compradores. Sencillez y cortesía de un dandy escocés.
5. Porque su voz no se puede confundir con ninguna otra y permanece intacta. Aún canciones de Sinatra o de Leonard Cohen, en su garganta suenan a temas de Lloyd Cole
6. Porque su último disco, "Antidepressant", fue elegido en el 2006 “el-mejor-disco-no-reconocido-por- absolutamente -nadie” del año.
7. Porque una de sus canciones aconseja: “si querés crecer derecho, apoyate en una biblioteca” y otra sentencia: “creo en el amor, entonces puedo creer en cualquier cosa”.
8. Porque dicen que en sus recitales es introspectivo y retraído, actitudes que disminuyen en forma directamente proporcional a la cantidad de whisky del vaso a su diestra.
9. Porque junto con Morrissey y Robert Smith forman la trilogía de músicos más amargados de la escena británica.
10. Porque las diez canciones de “Music in a foreign language” son la banda de sonido perfecta para escuchar a solas, en la oscuridad. Las músicas en idioma extranjero se apropian de tu mente y por un poco más de media hora el mundo puede ser un lugar casi feliz.

9 de noviembre de 2007

Soy tu fan: "10 razones para amar a Nacho Vegas"

Este no es un post objetivo. No es un post descriptivo. Estamos acá para defender nuestros fanatismos. Hay músicos que pueden gustarnos, músicos que podemos admirar profundamente, músicos de los que queremos escuchar cada uno de los discos que salen al mercado. Pero son muy pocos los que son capaces de generar fanatismo en nosotros.
Los que trascienden el ámbito de la admiración y se ganan nuestro cariño. Estos post lo que pretenden es presentar a los artistas, que a nosotros personalmente, nos generan ese sentimiento.
En mi caso la elección fue difícil. Hay una trinidad conformada por Francisco Bochaton, Belle and Sebastián, y el gran Nacho Vegas. Belle and Sebastián al meditarlo me di cuenta de que ese cariño se lo gano a fuerza de admiración, por lo que no es del todo el tipo de fanatismo que buscamos. Francisco Bochaton es el caso opuesto, o casi. Si bien musicalmente se merece un gran reconocimiento, el cariño se lo gano gracias a su personalidad. Es por eso que Nacho Vegas resulto elegido.
Hace unos cuantos años, mi compañera de blog y hermana, Paola, me recomendó a un tal Nacho Vegas. Paralelamente, Sebastián Kramer, guitarrista de Jaime Sin Tierra, cuando le dije que me gusto una canción de su disco solista, me dijo que estaba inspirada en una canción del mismo Vegas. Busque la canción y necesite escuchar más, me baje el disco. Y de ahí a la discografía hubo un solo paso.
¿Cómo explicar lo que generó escuchar esas mismas canciones? No creo que sea una tarea fácil. Pero al menos puedo darles diez razones para que ustedes mismos decidan si este tal Nacho Vegas merece una oportunidad, y una vez que lo escuchen, sus canciones darán el resto de los argumentos:

1. Porque aun en tu peor momento podés poner un disco de Nacho Vegas y entender que siempre habrá alguien más arruinado que uno mismo.
2. Por su descuidada imagen de dandy oscuro.
3. Por su asombrosa facilidad para nombrar a sus discos: "Miedo al zumbido de los mosquitos" / "Cajas de música difíciles de parar" / "Desaparezca aquí"
4. Porque convocó a familias de la comunidad asturiana de Buenos Aires a un recital de canciones típicas de su tierra. Y termino cantando lo mejor de su repertorio, haciendo que los ancianos y las madres de familia huyeran despavoridos.
5. Porque en ese mismo recital, cansado de escuchar los pedidos de la gente, dictaminó: “Pues, como no se ponen de acuerdo, tocaré lo que me salga de los cojones”.
6. Por su mesita con su botella de cerveza y su vaso.
7. Porque más que un músico es un narrador. Porque recupera la tradición trovadora española y la llave a la mas "ardiente oscuridad".
8. Porque en "La sed mortal" pasa siete minutos pidiendo perdón.
9. Porque es el Nick Cave hispano.
10. Porque, como sentencian los españoles en diferentes foros de internet: Nacho Vegas es "El Puto Amo".

3 de noviembre de 2007

La política del marcador

Todos lo pensamos, todos lo sabemos: hace rato que los partidos políticos dejaron de pensar las campañas electorales como una forma de trasmitir ideas o comunicar programas de gobierno. “Antes los afiches siempre traían parte de la plataforma o las banderas del grupo al que representaban. El afiche de hoy no está pensado para que la gente lea: la tipografía es enorme, no hay texto, ni siquiera hay referencia partidaria. Sólo una mala foto y un slogan que podría ser de cualquier otro candidato” dice Gabriela Kogan, una de las autoras de libro Quiera el pueblo votar, donde se recopilan los afiches callejeros desde la sanción de la ley Saez Peña. Y es verdad, si algo dicen claramente los carteles de campaña es que lo que importa no son las ideas. Están convencidos de que la gente va a votar lo que más vea, sin importar lo que se le proponga. Pero, desde las últimas campañas, ganó la calle una modesta pero interesante forma de opinión política: el marcador.

Hace algunos años, la gente acostumbraba a pintar las paredes para mostrar sus simpatías u odios políticos; de a poco los muros dejaron de pertenecer a los particulares y las pintadas también pasaron a mano de los aparatos de los partidos. Quizá como una forma de abrir el juego que los políticos buscan cerrar por todos los medios, o, tal vez, para agregar contenido a los carteles que muestran tentadores espacios en blanco, muchas manos anónimas eligen intervenir propagandas e inscribir en ellas sus opiniones particulares. La política del marcador parece venir a contradecir la tan mentada falta de interés en la participación ideológica.
Hay varios tipos de inscripciones en los carteles, algunos discuten ideológicamente, reprueban o limitan las propuestas que se leen con acotaciones más o menos profundas sobre la ideología del candidato. Algunos de estos alteran parte de los slogan, tachando palabras o sumándoles comentarios que modifican o invierten los mensajes políticos. Otros eligen intervenir las fotos con signos que parodian o ridiculizan al candidato. Y finalmente, hay quienes, quizá más superficiales, se ocupan del aspecto físico del candidato opinando sobre cosmética, vestimenta o aseo personal.
Hija de la indignación o de las ganas de manifestarse, esta forma de expresión repone el debate político con contenido y muchas veces con ingenio. Aun aquellas pintadas que no muestran ideas y se quedan en la superficie pueden entenderse como una crítica a campañas hechas de caras y nombres (ya que a veces ni siquiera hay apellidos).
Discutiendo ideas, reclamando por promesas incumplidas o recordando antiguas filiaciones de candidatos que parecen renacer en cada elección limpios de pasado, el marcador justiciero hace contra campaña desde el lugar del particular, inscribiéndose en el margen de un sistema que pretende dejarlo indecorosamente afuera.

23 de octubre de 2007

Volver al futuro

(Soda Stereo. Estadio de River. 19 de octubre de 2007) Cuando saqué la entrada para ver a Soda Stereo en River era conciente de que había comprado la llave para abrir un baúl del que no había certeza sobre la calidad del contenido.
Por suerte (o a veces por desgracia, para qué negarlo) los años no pasan en vano, y 10 son realmente muchos años, aún para la música. Los discos de Soda habían sido prudentemente archivados y hacía tiempo que estaban juntando polvo, así que el reencuentro con sus canciones, sujetas a ahora a revisión, iba a operar, sin anestesia en en el campo del estadio. Corría serio peligro de que todo sonara a viejo, de sentir la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser fan de Soda Stereo.
Cerati, Bosio y Alberti, propulsados a fuerza de millones de dólares, tuvieron la sabiduría de ofrecerse como catalizadores para los que íbamos a ver qué onda con Soda ahora. Por eso, toda la noche dio la impresión de que lo verdaderamente importante no ocurría en el escenario, sino entre el público, que saltaba y coreaba cada tema.
Y yo, una más en la masa, al abrir el baúl, encontré de todo. Canciones con olor a moho (Nada Personal, Cuando pase el temblor, Un millón de años luz, Corazón delator!!) que en su momento decían mucho y ahora suenan viejas, y hasta un poco grasas. Pero lo más importante, y lo que decidió definitivamente el saldo positivo de la experiencia, fue el reencuentro con otros temas inoxidables y efectivos al cien por ciento, ADN total de hit de hoy y de siempre (Juegos de Seducción, Persiana Americana, Danza Rota, Prófugos, Picnic en el 4to.B) y la sorpresa de descubrir letras que, lejos de envejecer, el tiempo- o la madurez del oyente- resignificó y valorizó aún mucho más (Signos, Imágenes retro, En remolinos, En Camino).
“Me verás volver”, decía la promoción, y los vimos volver a los Soda nomás. Más viejos, más pelados, más especuladores, más millonarios. Pero también, y capaz a pesar de ellos, con el peso de tener que compartir su historia con los inversionistas que les compramos los discos y las entradas. Para nosotros, que lo vivimos con gozo, desinterés e inocencia, la noche resultó una fiesta.


No es por decir, pero…

* La que tocaba la batería: ¿era la tía gorda y canosa de Charly Alberti? Y continuando con el tópico: en todos estos años, ¿no aprendió a tocar un poco mejor la batería?
* ¿ Qué fue del Club de la Furia? En qué geriátrico estarán internados sus fundadores?
* ¿ Cerati se habrá hecho el implante capilar “pelo por pelo”? Esos rulos al viento no resisten el archivo, no jodamos, algo se puso!! Hay quien asegura que pasó por pelucas Possi.
* ¿ Habrá estado Débora del Corral en el backstage?






15 de octubre de 2007

Mañana tampoco debería seguir siendo esto



(Gabo Ferro, “Mañana no debe seguir siendo esto”) A poco menos de un año de sacar su segundo disco, “Todo lo sólido se desvanece en el aire”, Gabo Ferro mandó a la calle el tercero, “Mañana no debe seguir siendo esto”, dejando en claro por lo menos dos cosas: Que tiene muchas ganas de componer, y que le divierte muchísimo que uno se tome su tiempo para decir el nombre entero de sus discos.
Es un disco complicado, no muestra nada nuevo, que no hayamos escuchado en el anterior, o en el primero, “Canciones que un hombre no debería cantar”. La diferencia tal vez esta en las proporciones.
Desde que Gabo abandonó Porco para presentarte como solista, estuvo clara su intención de identificarse con los sonidos folklóricos y los cantautores de los setenta. Una mezcla de Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez y el sonido viejo de Spinetta. Algo que llegaba a comprarte de Gabo Ferro (en especial en el primer disco) es que lograban un equilibrio. Había canciones casi de protesta, canciones relajadas apoyadas en cuerpo entero en las letras, canciones divertidas, donde aprovechaba los residuos de Porco para darle ritmo a la mezcla. De hecho, los puntos mas altos a nivel compositivo eran aquellos donde todas las características antes nombradas se mezclaban, dando lugar a canciones como el “El amor no se hace” o “Tapado de piel”, con letras excelentes, un ritmo envidiable y una exhibición asombrosa de la capacidad de las cuerdas vocales de Gabo. Pero en este trabajo se olvido de dosificar. Son canciones que le ceden el protagonismo casi completo a su faceta “Silvio Rodríguez”, dejándole un papel algo menos importante a su parte “Mercedes Sosa”, y donde se olvida definitivamente que alguna vez existió Porko.
Lo complicado del disco es que cuesta decir que es malo. Las canciones son buenas, o por lo menos mantienen la calidad de sus viejas canciones. Lo que falla, principalmente, es la ausencia de temas divertidos, que desintoxiquen de tanta letra barroca.
Aunque también es cierto que hay algunos decididamente malos como el que abre el disco, “Para traerte a casa”, que pretende ser una fábula, pero se vuelve graciosa (sin que sea la intención de Gabo) al usar tópicos como “El cazador” y “La paloma”, una canción anacrónica, aburrida, que no despierta el mas mínimo interés.
Hay un solo tema en el disco que cumple el rol de sencilla y depuradora:“Cuando el amor no entra”. Recupera un “estilo” que Gabo ya usó en “El amor no se hace” o “Están dopados los enamorados”, canciones simples, con letras simpáticas, casi graciosas, y con un ritmo amable.
El resto del disco se mueve entre sonidos folklóricos, algunos con pinceladas de tango, y mucha canción setentista. Dentro de ese gran grupo hay puntos luminosos, como “Que llegue la noche”, “De paso”, “Un par de cositas nuestras”, o “Tu amor como el hambre”. Pero estos se pierden dentro de un disco bastante monótono, donde ya no abundan los cambios de ritmo como en los anteriores trabajos, si uno no esta prestando demasiada atención a lo que escucha.
Es una pena, la gran virtud que supo tener Gabo era mezclar y reciclar géneros como el tango, el folklore y la canción de protesta, realizándolos desde la óptica de un músico que venia directamente del rock. En ese cocktail, sumado a su voz, Gabo se presentaba como un músico sumamente recomendable para seguir de cerca.
Si bien no se puede decir que este disco signifique una caída libre dentro de la calidad de sus canciones, tiene un fuerte olor a tropezón. Da la sensación de que le gustaron demasiado los sonidos que estuvo probando, y que planea dejar atrás definitivamente su pasado. Lo malo de esto es que esa elección eliminaría los rasgos que hacían de Gabo Ferro un músico diferente, transformándolo en un buen músico, pero anacrónico, y seguidor de un estilo que en pleno siglo XXI, ya es viejo
No es por decir pero…
Cosas que un músico no debería hacer:

*Quiero armar un concurso especialmente inspirado en el lanzamiento de este disco: “¿Qué otra cosa puede significar esta tapa?” *¿Hasta cuando vamos a perder el aliento para nombrar la discografía de Gabo? ¿Es que el muchacho no tiene poder de síntesis? “Canciones que un hombre no debería cantar”, “Todo lo sólido se desvanece en el aire” y “Mañana no debe seguir siendo esto”. ¿Para el próximo podrá reducirse a una sílaba, para que podamos recuperar el aliento?
*En pleno 2007, ¿no es medio aburrido que me hables de cazadores y palomas Gabo
?