(In treatment, Rodrigo García, HBO) Nada de salvar al mundo en 24 horas ni de descubrir los tremendos secretos de una isla en el culo del planeta. Una nueva serie de HBO nos encierra entre las cuatro paredes del consultorio de un psiquiatra para espiar cual moscas sus sesiones.
Frente a tanta superproducción vertiginosa, In Treatment renuncia a los fuegos artificiales y ofrece diariamente 30 minutos de, casi se podría decir, una obra de teatro. La propuesta es sencilla: un mismo “loco” para cada día de la semana y, el quinto, la sesión de análisis del profesional con su propia terapeuta.
En In Treatment, la palabra llega al poder y los actores son más que nada narradores. Durante las sesiones, cada paciente nos va revelando como un rompecabezas su historia. Apelan a la herramienta, a veces tramposa, del discurso: sabemos que cuando se trata de la propia vida, nadie cuenta todo, y el cristal con que se mira empaña los sucesos. La fórmula elegida es exigente con el espectador. Quien quiera disfrutarla debe ser fiel y atento: todos los días evoluciona el relato, cada reacción de los personajes es importante, y los muy tramposos no siempre cuentan la verdad.
Por último, las garantías de calidad: los guiones y la dirección están a cargo de Rodrigo García Márquez, el hijo del escritor. Por otro lado, nuestro anfitrión, el psiquiatra, es el elegante Gabriel Byrne, dueño de los silencios más expresivos vistos alguna vez en la televisión.
Todo está dado para rendirse ante In Treatment y crear otra malsana adicción que deberemos a su vez tratar, sin cámaras delante esta vez, con nuestro propio analista.
Frente a tanta superproducción vertiginosa, In Treatment renuncia a los fuegos artificiales y ofrece diariamente 30 minutos de, casi se podría decir, una obra de teatro. La propuesta es sencilla: un mismo “loco” para cada día de la semana y, el quinto, la sesión de análisis del profesional con su propia terapeuta.
En In Treatment, la palabra llega al poder y los actores son más que nada narradores. Durante las sesiones, cada paciente nos va revelando como un rompecabezas su historia. Apelan a la herramienta, a veces tramposa, del discurso: sabemos que cuando se trata de la propia vida, nadie cuenta todo, y el cristal con que se mira empaña los sucesos. La fórmula elegida es exigente con el espectador. Quien quiera disfrutarla debe ser fiel y atento: todos los días evoluciona el relato, cada reacción de los personajes es importante, y los muy tramposos no siempre cuentan la verdad.
Por último, las garantías de calidad: los guiones y la dirección están a cargo de Rodrigo García Márquez, el hijo del escritor. Por otro lado, nuestro anfitrión, el psiquiatra, es el elegante Gabriel Byrne, dueño de los silencios más expresivos vistos alguna vez en la televisión.
Todo está dado para rendirse ante In Treatment y crear otra malsana adicción que deberemos a su vez tratar, sin cámaras delante esta vez, con nuestro propio analista.
1 comentario:
habrá q verlo!! lástima q solo vaya por hbo.
celebro que p.s. mantenga el blog, dónde están los demás??
Publicar un comentario