11 de abril de 2008

El pollo recargado

El Pollo in love: el Pollo, es pirata (los jueves se saca el anillo y sale de cacería), pero formalmente monógamo. Tiene noviazgos largos con chicas flacas que usan el pelo con claritos, muchos anillos, cadenitas de oro y lucen una cara de insatisfacción permanente en el rostro. Se los ve caminando en pareja sobre todo los fines de semana, donde el pollo hace uso a diestra y siniestra de su mirada periférica, utilizada para relojear la anatomía de toda dama que le pasa por al lado, excepto su novia.

El Pollo y la familia: el Pollo es habitualmente hijo de comerciante. Vive con su familia paterna hasta pasada la treintena, edad en que se muda, siempre porque se casa. Su mujer (la gallina) casi nunca trabaja y sus Chicken Little van a colegio privado, con el nombre de cualquier santo, pero en inglés, si es bilingüe y el uniforme es llamativo, mejor.
Su casa es custodiada por un perro de la raza de moda, pero siempre grande, el tamaño de su can está directamente relacionado con las proporciones que desea para su miembro viril.

El Pollo y el arte: el Pollo no tiene demasiado interés por las disciplinas artísticas, pero como nada de lo humano le es ajeno, algún fin de semana va al cine, a ver desde la segunda fila una peli taquillera. También, como dijimos, escucha radio en el auto, casi siempre Blue o Aspen. Al pollo latino le gustan Luís Miguel y Ricardo Arjona, del primero admira su registro vocal, del segundo “la profundidad” de sus metáforas. El Pollo dice estar muy ocupado como para leer libros, pero en las vacaciones ojea alguno de Majul, “porque si no te preocupás por el país los políticos hacen lo que quieren, viste” o perseveran con El Señor de los Anillos porque se alquilaron en DVD toda la saga y les pareció que en el libro pueden encontrar más cosas.



El Pollo y deporte: Le gusta, por supuesto, el fútbol, pero si Argentina se destaca en alguna disciplina, inmediatamente se vuelve especialista y fan, aunque sea tiro de jabalina. Nunca se pierde el partidito semanal con los amigos. Comenta apasionadamente los partidos de la fecha en la oficina con la solemnidad y seriedad de quien debate sobre la crisis judeo-palestina.

El pollo y los medios: Conoce cada detalle de “Bailando por un sueño”, pero no se confiesa seguidor del programa de Tinelli, dice siempre que justo lo vio mientras hacía zapping. Los pollos más impunes reconocen su inclinación y sentencian “la verdad es una basura, pero lo miro para entretenerme, para amarguras está la vida”. Se informa con Clarín (nunca deja de mirar el horóscopo y “Lo importante”) y su referente de opinión es el comentario de Ari Palush en “La batidora”.

El Pollo y el ocio: Le gusta salir de bares, donde habla a los gritos con sus amigos, intercalando de vez en cuando alguna palabra en inglés o frase de moda, verbigracia: “estamos en el horno”. Frecuenta también las discos locales, donde hace barra y saluda a conocidos.
Cuando sale a comer afuera va a “Siga la vaca” de Puerto Madero y piensa que se está dando la gran vida y que no se priva de ningún lujo.

Mire con atención a los costados porque nos rodean!! El Pollo puede ser su vecino o su cuñado. O bien, si esconde bajo el puño de su camisa rosa una pulserita de Racing… el Pollo puede ser usted!!!


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