27 de agosto de 2007

Sudado, brioso y en camiseta


(Live Free or Die Hard. Len Wiseman) Fiel a la tradición de Hollywood, la nueva Duro de Matar hace uso y abuso del viejo del recurso de adoctrinar a la población entre tiros, explosivos y pochoclo. En el presente inmediato, unos terroristas malos, muy malos, amenazan la paz del norteamericano común cuando de golpe dominan todas las computadoras del país y provocan el caos generalizado. Ante semejante problemón, todo “El Sistema” colapsa y el destino de miles de personas queda en manos de los particulares, en este caso, el enérgico policía John McClane y un púber hacker. No hace falta ser muy sagaz para leer rápidamente la línea que baja la película: “ciudadano yankee promedio, hay veces que el Estado no puede protegerte, entonces, aunque no te guste deberás salir tú (si, tú, porque en las películas todos hablamos de tú) a poner el cuerpo e ir valerosamente a una guerra (podría ser Irak, no?), a defender tu estilo de vida, porque, si no lo haces, El Mal primero cortará tu servicio de banda ancha, luego descalabrará el orden de la ciudad en que vives, más tarde hará explotar todo lo que conoces, se llevará tu dinero, y por último, si todo esto no resulta bastante terrible, irán por tus hijos”.
Si viviéramos en el lejano país del norte, semejante manipulación ideológica nos llevaría sin dudar a empuñar las armas, pero por suerte, a nosotros, insignificantes sudacas, todo este discurso nos importa un bledo. ¿Qué pueden hacernos los terroristas estos que nos lleve a sacrificar nuestra seguridad personal y salir a guerrear? No pueden cortarnos los semáforos y provocar un infierno de tránsito, porque eso ya lo tenemos. Privarnos de la red de gas y luz son detalles en el país de la crisis energética y los apagones. ¿Hacer explotar todo y sacarnos la plata? Para eso solo dos palabras: AMIA y corralito. Entonces, por una vez, la suerte nos favorece. Podemos disfrutar de Duro de Matar 4.0 sin pruritos de bienpensantes y entregarnos sin pudor al divertimento puro de intrigas simples, tiros, fuegos y peligros a toda máquina. Además, valorar lo que realmente es importante: Bruce Willis, machote sudado y brioso que, en camiseta, pega y desafía solo al universo del mal. Se nos permite admirar sin otras distracciones al policía mal llevado que faja, se ríe de los villanos y se ablanda solamente frente a la suerte de su indefensa hija en peligro; permanecer con la boca abierta ante el derroche de valor y hombría del héroe. De tan sufridos que somos, nadie nos puede mandar a matar o morir y eso nos hace impunes para el disfrute sin culpas.
Aprovechemos entonces la oportunidad de que por una vez el sur está en mejores condiciones que el norte, y gozar por fin de la inigualable alegría de salir del cine, después de hora y pico de pura diversión, sin haber fatigado ni una de nuestras neuronas.

4 comentarios:

Leandro Raspino dijo...

¿Le cortan la banda ancha? nooooo eso si que es imperdonable.
Yo tengo esta película en un dvd supertrucho y que además no pague, pero creo que no voy a verla... Como tendrías que haber hecho vos. Coincido con tu hermano. jaja.

L ... dijo...

leyendo esto pensaba... yo me vi las dos "Bourne", y ahora me dan ganas de ver la tercera.. qué onda? la vieron?

PD: me encantó! así dan ganas de leer críticas!

salutes!

Paola Simeoni dijo...

Raspino: tomate el rivo, q la abstinencia te está haciendo mal, no te hagas el amante del cine culto que bien que te habràs divertido con Los Bañeros Más Locos del Mundo.
Lau: gracias por los elogios y ya daremos cuenta de Bourne, aunque allì no hay demasiado macho en camiseta que me incentive.

J. S. dijo...

La Bourne sigue la linea de las otras dos, creo que un poco mas hollywoodense, o es que la distancia juega a favor de las otras dos...
Igual le da un cierre a la historia, y se necesitaba... asi que nada... es como para ir y morfarse unos pochoclos.